Esas multitudes son estatuas. Si. Estatuas que hablan en idioma incomprensible, en gestos incomprensibles, en miradas idomas incomprensibles. Voy pasando con las manos inertes, llenas de ceniza. Por debajo del suelo de figuras geometricas alguna voz canta canciones de casa con chimeneas calientes.
Y mis manos son cuencos para las cenizas. Mis ojos asustados, queriendo entender, buscando un signo que ayude a separar de mi los golpes que doy con el cuerpo, en el lenguaje, despues de vagar entre las estatuas y haber atravezado la puerta que viene del no se donde.
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