Algo tiene este mes que ya no es de transición, porque, franco, aparece fresco, diáfano, con noche de luna de intensa luz.
Pero los vientos frescos hacen que todo se haga más tarde en las mañanas y más guardados al tardecer. Ha llegado una pareja jóven a la casa de troncos. Pasaron varios días de arreglos de techos, pintura, el jardín.
La joven es más alta, sube la escalera y acerca el balde. Tiene un reluciente pelo negro azabache que lo lleva trenzado hasta la cintura. A veces se lo seca el sol, entonces toma un brillo ondulante. No han conversado con nadie.
Peo muy pronto son todos convocados para la fiesta de un santo. Hay una iglesia chicaque ese día llama con campanas y las puertas se abren. Las velas se encienden. Está llena de flores. Un cura jovén recibe con afecto. Y alli está la pareja, carga un enorme pan lleno de frutas secas.
-Para compartir- dijo ella a modo de saludo.
Breve la misa y todos al sol sobre un mantel enorme se hace el festejo.
Y ya los niños con su teatro, ahora más terminado con cortina floreada, anuncian la función.
-Atención, damas, caballeros, niños(imitan a aquellos teatreros que habían visto).
Se oye redobles de tambor. Se corre el telón.
Hay un fondo de lienzo pintado. Es la casa de los nuevos vecinos, la parejita. Dos títeres vestidos como elllos, se abrazan, ella de falda muy larga con florcitas y trenza de lana, despúes sube él al techo, un baldecito esta en el piso. Todos escucharon el diálogo con claridad.
Ey!...pasame el balde, Juan.
-Va...cuidado que esta lleno Pedro.
Silencio sobre el mantel.
El cura bate palmas: -que terminen- es tarde y tiene que volverse..
Hay un revuelo de telas, tambor, faldas, niños gritando. En silencio regresan.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario