martes, 4 de abril de 2006

dos poesías de Gelbert

Imposición (2da parte)
Hay impuesta una tarea,
esta tarea adviene posibilidad de liberarnos de la represión;
la tarea puede ser, en ciertos casos,
mirar y escribir,
en otras ocasiones,
incinerar lo que pensamos que nos reprime.


Veinte minutos.
-Hola-.
Una tormenta se aproxima, a lo lejos unos rayos iluminan el cielo.
23:49 y no lo escuchás:
-Lloro porque ese manto triste separa mi cuerpo de tu sueño-.
Ese manto tormentoso...
Un poeta (un simulador) en tu vereda no sabe a donde ir. Está borracho.
Si. Lo piensa.
Ella mira y lo rebaja a unos vulgares sentimientos.
-Chau-.
Otra vez: -chau-.
Y llora, como si la tristeza matara odios.
A veces la odiaba.
Renegaba “de” y “con” sus sentimientos.
La puerta siempre con llave... la seguridad te atrapa y él se te escapa.
-Sos una jaula de hierro-
Me miras y miras desde arriba, no te puedo alcanzar,
-sós como una diosa profana, casi falsa, te odio... como a mis lagrimas-.
Las 00:09 y no lo escuchás... ni lo sentís.

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