Cicatrices
de veredas levantadas por raíces
de baldosas quebradas que tropiezan
de paredes de pegotes gastados que flamean
de sueños sepultados en contenedores
de pesadillas dormidas en zaguanes
de tan suave, tan delicada,
la piel del alma.
De viaje
El ruido del metro que rebota en mi cabeza,
las puertas que silban,
el sonar áspero de las escaleras mecánicas.
Las miradas furtivas de los jóvenes, los viejos, los
africanos, los caucásicos, los asiáticos.
La piel opaca, el henna en las trensas retintas, la
palidez surcada de labios rojos.
La mezcla de lenguas.
Tu lengua.
Tu abrazo. Mis miedos. El silencio.
El revoltijo de ropas y piernas.
La multitud que se dezplaza en los corredores
subterraneos, en las avenidas, en los parques, en
los museos.
Tu mano me rescata del tumulto. Somos.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario