Pacifistas a la Justicia
Oro Verde 12.2.2007
El juez de Instrucción Héctor Vilarrodona llamó a que se presenten hoy a “declaración indagatoria” a jóvenes estudiantes universitarios autodenominados “Pintatanques”, que el 25 de mayo de 2006 escribieron graffitis pacifistas, contrarios al “Monumento Tanque de Guerra” instalado junto a la Ruta provincial 11 por la Municipalidad de Oro Verde.
Los estudiantes que integran el grupo artístico "Viento de libertad"
pintaron las palabras “Amor”, “Argentina”, “Paz”, “No a la guerra”, y adornaron el tanque de guerra con flores, corazones y símbolos de la paz. Ese 25 de Mayo fueron detenidos con sus aerosoles por la Policía local, y se conocieron presuntos maltratos.
El intendente de Oro Verde, Carlos Schmidt, denunció a los adolescentes por “daños”, y apenas concluida la feria judicial, el juez Vilarrodona decidió tomarles declaración indagatoria.
“Este pueblo es bello, productivo, trabajador, creativo, diverso, estudioso, moderno. No somos una comunidad guerrera ni lo queremos ser… ¿Honraremos de por vida a un instrumento de la muerte?”, se preguntaron los “pintatanques” en una carta dirigida al pueblo de Oro Verde. “Estamos convencidos de que ese tanque de guerra sólo adquiere sentido con la palabra ‘Paz’. El significado actual del tanque de guerra es insultante al sentido común, a la juventud, a la humanidad”, insistieron los jóvenes, quienes hicieron pública la
siguiente carta abierta.
Carta abierta de vecino a vecino
Queridos vecinos y vecinas de Oro Verde.
Molestamos su atención para tratar de aclarar un malentendido generado días atrás con motivo del tanque de guerra instalado en el acceso, que nosotros quisimos colorear y humanizar. Somos pintatanques de corazón, bien entrerrianos.
Antes que nada queremos explicar que nos sentimos parte de Oro Verde como cualquier vecino y amamos esta localidad que tanto nos da, y a la que tanto le debemos, y algunos de nosotros somos también de localidades vecinas y venimos asiduamente por razones de amistad, estudio, arte. Hace poco expusimos nuestras obritas.
Respetamos las diferencias en torno del “Monumento al tanque de guerra” de la ruta 11, y no creemos que alguien sea mejor o peor persona por querer ese tanque de guerra allí o por rechazarlo. Eso está claro.
Se ha escuchado por ahí que la juventud es despreocupada, nosotros
queremos demostrar que no, que como tantas chicas y tantos muchachos somos inquietos por los asuntos comunes.
Entendemos que la humanidad debe avergonzarse de las guerras. Más todavía desde que vimos los desastres que provoca, en directo, a través de la televisión que no estaba a mano en guerras pasadas. Las guerras son manchas en el corazón de la humanidad. Guerra es tristeza y horror. Sufrimiento extremo de niños, mujeres, gente inocente.
Creemos que un avión, por ejemplo, puede tener diversos usos y algunos de ellos muy humanitarios, y representa un gran avance de la tecnología. Los aviones son por eso admirables, como tantos avances de la cultura.
Ahora bien, ¿para qué sirve un tanque de guerra sino para matar personas?
Hay instrumentos que a lo mejor pueden ser útiles en determinadas circunstancias, pero no por eso nos enorgullecemos de ellos, no por ello les cantamos loas.
Valoramos el oficio de cada trabajador, empresario, ama de
casa, docente, profesional. No desconocemos la función que pueda cumplir cualquier persona honorable, sea con mameluco, corbata, sotana, uniforme, guardapolvo, o con los cordones de las zapatillas desatados. Al mismo tiempo, creemos que los habitantes (nosotros incluidos) de este hermoso suelo de Oro Verde tenemos virtudes y defectos como cualquier mortal, y eso mismo ocurre con los gobernantes. El mejor gobierno del planeta puede cometer errores, ¿no es así?
Creemos que poner en dudas ese tanque de guerra no descalifica a nadie. La opinión sobre los gobiernos marcha por otros carriles. Incluso aquel vecino o aquella vecina que antes fue indiferente al tanque de guerra puede formar opinión propia ahora. ¿No es muy honesto escuchar razones de uno y otro lado, y luego opinar? ¿Qué importa si uno votó a Fulano o a Mengano pero no está de acuerdo con un punto de su gestión?
Con todo respeto, creemos que un tanque de guerra así como está es provocativo, agresivo,
y pretende representar lo que no somos en Oro Verde. Un tanque de guerra nos desdibuja. Este pueblo es bello, productivo, trabajador, creativo, diverso, estudioso, moderno. No somos una comunidad guerrera ni lo queremos ser. Si por algo nos destacarnos en Oro Verde no es por la violencia sino por la bondad, la solidaridad, la ciencia. No por los fierros sino por el alma. ¿No es eso lo que nos enseñan nuestras maestras a diario?
Si ese artefacto hubiese sido conducido por un hermano nuestro héroe de Malvinas, o tuviera alguna historia especial en defensa de nuestra libertad o nuestra soberanía, entonces podría ser opinable. No es éste el caso. Estamos ante una chatarra que a Estados Unidos le sobraba. ¿Honraremos de por vida a un instrumento de la muerte? ¿Cuántos jóvenes murieron en forma atroz con la última imagen del cañón de este tanque en sus retinas?
Nos preguntamos: ¿por qué no sacar ese tanque de guerra y colocar allí una cosechadora, por caso, y dar
así un ejemplo al mundo de cómo fuimos capaces de valorar la cara noble de la vida? Eso no iría contra ninguna institución, sería algo positivo en todo sentido y desde Oro Verde estaríamos dando un mensaje maravilloso, una buena noticia.
El que ha vivido una guerra abomina de la guerra. Y un tanque de guerra no es más que un montón de fierros y latas armados para la muerte, no podemos amar un tanque de guerra como amamos una paloma de la paz, un monumento a Belgrano; la imagen de un santo o de un “milagrero”, la tecnología, el trabajo, la ciencia, el trigo, la música..
Miremos estos ejemplos: ¿haríamos un monumento a la silla eléctrica? Nunca. ¿Haríamos un monumento al instrumento que mata los novillos en el frigorífico? ¡Jamás! Porque puede ser útil y muy usado en nuestra región pero no nos representa, no nos enorgullece. Y no es que nosotros estemos en contra, por eso, de los obreros del frigorífico o de los propietarios. Ellos tampoco harían monumento
alguno a ese artefacto útil y desagradable a la vez, tan chocante como el tanque de guerra.
Alguien puede pretender que el tanque de guerra quede allí. Otro puede opinar que el tanque de guerra debe ser quitado. Uno no será mejor persona por pensar en un sentido o el otro. Nosotros no lo queremos. Pero tenemos una idea que puede armonizar las dos posiciones, creemos que ese tanque de guerra puede quedar allí, pintado con las leyendas que propusimos y pintamos: amor, paz, Argentina, no a la guerra; con símbolos de paz, de no violencia, corazones y flores. Eso es lo que pintamos sobre las chapas y el temible cañón. Oro Verde puede reflejarse bien en un tanque con flores, nunca en el tanque preparado para matar, apuntándole a los viajeros. Como bienvenida, ¡un cañón!.. ¿Por qué no una flor?
No compartimos, en absoluto, esa idea extraña, descabellada, que divulgaron algunos por ignorancia, referida a que nosotros fuimos con aerosoles a ensuciar, a dañar.
¡¿A quién se le ocurre?! Es muy primario verlo así, jamás hicimos eso. También es primario creer que entramos en internitas locales. Lo nuestro es más general, más universal si se quiere. Estamos convencidos de que ese tanque de guerra sólo adquiere sentido con la palabra paz. El sentido actual del tanque de guerra es insultante al sentido común, a la juventud, a la humanidad, por más buena fe que hayan tenido sus promotores, y que no ponemos en duda aquí.
Si no decidimos algo hoy sobre esto, vendrán otros vecinos de Oro Verde mañana a hacer el mismo planteo porque es una verdad que hiere los ojos. Con ideas como la nuestra (perfectibles, claro) tal vez evitemos males hacia el futuro. No hay que ser radical, peronista; de izquierda, de derecha o de centro, no hay que ser cristiano o ateo, obrero, juez o desocupado, rico o pobre, para advertirlo: ese tanque de guerra no traerá más que discordia. Así como está, para muchos de nosotros es y seguirá siendo una
pesadilla, o en el mejor de los casos una vergüenza, un mal chiste.
Queremos pedir disculpas si alguien se sintió ofendido con nuestra pintada. Sólo quisimos mejorar el aspecto y hacerlo con impacto. Lo conversamos con muchos, y todos creímos que así sí podía ser un monumento y seguimos convencidos: con esta idea el monumento se hace carne, y podemos salvarnos del ridículo, e incluso del dictamen de algún fiscal comprometido que algún día lo verá como la provocación que es y actuará en consecuencia. Es caprichoso pensar que hicimos “daños”. ¿Qué destruye más, un viejo tanque de guerra como símbolo de bienvenida, o las palabras Amor, Paz, No a la guerra, Argentina? ¿Qué nos representa mejor, el camuflaje guerrero o las flores?
La instalación de ese tanque de guerra se hizo incompleta, lo que hicimos fue completarla. Nuestro propósito fue humanizar ese artefacto frío y mortífero, pintándole corazones, y ejercimos la ciudadanía creyendo representar el interés
común en una sociedad panzaverde, que se identifica con el Amor y el ensueño y la lucha por ideales, y jamás con la violencia y el terror o en solazarse en los instrumentos de muerte. Y no es que nos creamos “iluminados” interpretando el interés común: es una obviedad, es tan evidente que no requiere fundamentación.
Respecto de la forma en que fuimos demorados, no tenemos rencores. No hemos pedido ninguna medida contra nadie ni denunciamos a nadie (nos quedamos con ganas de una sillita, y del asado). Creemos, sí, que así como nosotros cometemos errores, también la fuerza de seguridad los comete y la sociedad debe poner eso en cuestión. Nosotros pintamos el tanque de guerra, lo admitimos desde el primer momento, nunca lo ocultamos. Sólo llevábamos pinturas en aerosoles, nada más, y lo hicimos no a las disparadas sino con mucha tranquilidad. Nos dimos tiempo para pintarlo entero, bien pintado, y tomarle fotos para demostrar que puede haber otro mensaje muy humano
desde esos mismos fierros violentos, y la idea se nos complicó porque los efectivos policiales nos detuvieron al interpretar, sin tiempo para leer las palabras y los símbolos, que estábamos en infracción. No queremos detenernos en “maneras” que preferiríamos dejar aparte, porque cambiaríamos el eje de la discusión, pero sentimos que fueron más reflejos del tanque que de los pintatanques.
Gracias por su atención y hacemos votos por una Oro Verde participativa. En ese caso, si hubiera una Consulta Popular a todos los habitantes de Oro Verde sobre el tanque de guerra, participaremos con gusto en una discusión de adultos. Qué bueno sería preguntarle a la comunidad, preguntarnos a todos, y que al final del escrutinio no haya vencedores ni vencidos, que todos sin distinciones, sin divisiones estériles, hayamos ganado en convivencia. Nosotros estamos seguros de que el 90 % de los vecinos de Oro Verde queremos un monumento que no celebre la guerra. Avancemos entonces hacia
una comunidad que conversa sus cosas y levanta la mano para opinar con libertad, sin ataduras ni prejuicios ni partidismos que no vienen al caso, y defendiendo virtudes e ideales altos.
Todo sea por una Oro Verde y una Entre Ríos bellas, creativas como son, en todo sentido. ¡Gracias!
Jairo, Juan Manuel, Santiago y muchos más. Entrerrianos pintatanques de corazón
El juez de Instrucción Héctor Vilarrodona llamó a que se presenten hoy a “declaración indagatoria” a jóvenes estudiantes universitarios autodenominados “Pintatanques”, que el 25 de mayo de 2006 escribieron graffitis pacifistas, contrarios al “Monumento Tanque de Guerra” instalado junto a la Ruta provincial 11 por la Municipalidad de Oro Verde.
Los estudiantes que integran el grupo artístico "Viento de libertad"
pintaron las palabras “Amor”, “Argentina”, “Paz”, “No a la guerra”, y adornaron el tanque de guerra con flores, corazones y símbolos de la paz. Ese 25 de Mayo fueron detenidos con sus aerosoles por la Policía local, y se conocieron presuntos maltratos.
El intendente de Oro Verde, Carlos Schmidt, denunció a los adolescentes por “daños”, y apenas concluida la feria judicial, el juez Vilarrodona decidió tomarles declaración indagatoria.
“Este pueblo es bello, productivo, trabajador, creativo, diverso, estudioso, moderno. No somos una comunidad guerrera ni lo queremos ser… ¿Honraremos de por vida a un instrumento de la muerte?”, se preguntaron los “pintatanques” en una carta dirigida al pueblo de Oro Verde. “Estamos convencidos de que ese tanque de guerra sólo adquiere sentido con la palabra ‘Paz’. El significado actual del tanque de guerra es insultante al sentido común, a la juventud, a la humanidad”, insistieron los jóvenes, quienes hicieron pública la
siguiente carta abierta.
Carta abierta de vecino a vecino
Queridos vecinos y vecinas de Oro Verde.
Molestamos su atención para tratar de aclarar un malentendido generado días atrás con motivo del tanque de guerra instalado en el acceso, que nosotros quisimos colorear y humanizar. Somos pintatanques de corazón, bien entrerrianos.
Antes que nada queremos explicar que nos sentimos parte de Oro Verde como cualquier vecino y amamos esta localidad que tanto nos da, y a la que tanto le debemos, y algunos de nosotros somos también de localidades vecinas y venimos asiduamente por razones de amistad, estudio, arte. Hace poco expusimos nuestras obritas.
Respetamos las diferencias en torno del “Monumento al tanque de guerra” de la ruta 11, y no creemos que alguien sea mejor o peor persona por querer ese tanque de guerra allí o por rechazarlo. Eso está claro.
Se ha escuchado por ahí que la juventud es despreocupada, nosotros
queremos demostrar que no, que como tantas chicas y tantos muchachos somos inquietos por los asuntos comunes.
Entendemos que la humanidad debe avergonzarse de las guerras. Más todavía desde que vimos los desastres que provoca, en directo, a través de la televisión que no estaba a mano en guerras pasadas. Las guerras son manchas en el corazón de la humanidad. Guerra es tristeza y horror. Sufrimiento extremo de niños, mujeres, gente inocente.
Creemos que un avión, por ejemplo, puede tener diversos usos y algunos de ellos muy humanitarios, y representa un gran avance de la tecnología. Los aviones son por eso admirables, como tantos avances de la cultura.
Ahora bien, ¿para qué sirve un tanque de guerra sino para matar personas?
Hay instrumentos que a lo mejor pueden ser útiles en determinadas circunstancias, pero no por eso nos enorgullecemos de ellos, no por ello les cantamos loas.
Valoramos el oficio de cada trabajador, empresario, ama de
casa, docente, profesional. No desconocemos la función que pueda cumplir cualquier persona honorable, sea con mameluco, corbata, sotana, uniforme, guardapolvo, o con los cordones de las zapatillas desatados. Al mismo tiempo, creemos que los habitantes (nosotros incluidos) de este hermoso suelo de Oro Verde tenemos virtudes y defectos como cualquier mortal, y eso mismo ocurre con los gobernantes. El mejor gobierno del planeta puede cometer errores, ¿no es así?
Creemos que poner en dudas ese tanque de guerra no descalifica a nadie. La opinión sobre los gobiernos marcha por otros carriles. Incluso aquel vecino o aquella vecina que antes fue indiferente al tanque de guerra puede formar opinión propia ahora. ¿No es muy honesto escuchar razones de uno y otro lado, y luego opinar? ¿Qué importa si uno votó a Fulano o a Mengano pero no está de acuerdo con un punto de su gestión?
Con todo respeto, creemos que un tanque de guerra así como está es provocativo, agresivo,
y pretende representar lo que no somos en Oro Verde. Un tanque de guerra nos desdibuja. Este pueblo es bello, productivo, trabajador, creativo, diverso, estudioso, moderno. No somos una comunidad guerrera ni lo queremos ser. Si por algo nos destacarnos en Oro Verde no es por la violencia sino por la bondad, la solidaridad, la ciencia. No por los fierros sino por el alma. ¿No es eso lo que nos enseñan nuestras maestras a diario?
Si ese artefacto hubiese sido conducido por un hermano nuestro héroe de Malvinas, o tuviera alguna historia especial en defensa de nuestra libertad o nuestra soberanía, entonces podría ser opinable. No es éste el caso. Estamos ante una chatarra que a Estados Unidos le sobraba. ¿Honraremos de por vida a un instrumento de la muerte? ¿Cuántos jóvenes murieron en forma atroz con la última imagen del cañón de este tanque en sus retinas?
Nos preguntamos: ¿por qué no sacar ese tanque de guerra y colocar allí una cosechadora, por caso, y dar
así un ejemplo al mundo de cómo fuimos capaces de valorar la cara noble de la vida? Eso no iría contra ninguna institución, sería algo positivo en todo sentido y desde Oro Verde estaríamos dando un mensaje maravilloso, una buena noticia.
El que ha vivido una guerra abomina de la guerra. Y un tanque de guerra no es más que un montón de fierros y latas armados para la muerte, no podemos amar un tanque de guerra como amamos una paloma de la paz, un monumento a Belgrano; la imagen de un santo o de un “milagrero”, la tecnología, el trabajo, la ciencia, el trigo, la música..
Miremos estos ejemplos: ¿haríamos un monumento a la silla eléctrica? Nunca. ¿Haríamos un monumento al instrumento que mata los novillos en el frigorífico? ¡Jamás! Porque puede ser útil y muy usado en nuestra región pero no nos representa, no nos enorgullece. Y no es que nosotros estemos en contra, por eso, de los obreros del frigorífico o de los propietarios. Ellos tampoco harían monumento
alguno a ese artefacto útil y desagradable a la vez, tan chocante como el tanque de guerra.
Alguien puede pretender que el tanque de guerra quede allí. Otro puede opinar que el tanque de guerra debe ser quitado. Uno no será mejor persona por pensar en un sentido o el otro. Nosotros no lo queremos. Pero tenemos una idea que puede armonizar las dos posiciones, creemos que ese tanque de guerra puede quedar allí, pintado con las leyendas que propusimos y pintamos: amor, paz, Argentina, no a la guerra; con símbolos de paz, de no violencia, corazones y flores. Eso es lo que pintamos sobre las chapas y el temible cañón. Oro Verde puede reflejarse bien en un tanque con flores, nunca en el tanque preparado para matar, apuntándole a los viajeros. Como bienvenida, ¡un cañón!.. ¿Por qué no una flor?
No compartimos, en absoluto, esa idea extraña, descabellada, que divulgaron algunos por ignorancia, referida a que nosotros fuimos con aerosoles a ensuciar, a dañar.
¡¿A quién se le ocurre?! Es muy primario verlo así, jamás hicimos eso. También es primario creer que entramos en internitas locales. Lo nuestro es más general, más universal si se quiere. Estamos convencidos de que ese tanque de guerra sólo adquiere sentido con la palabra paz. El sentido actual del tanque de guerra es insultante al sentido común, a la juventud, a la humanidad, por más buena fe que hayan tenido sus promotores, y que no ponemos en duda aquí.
Si no decidimos algo hoy sobre esto, vendrán otros vecinos de Oro Verde mañana a hacer el mismo planteo porque es una verdad que hiere los ojos. Con ideas como la nuestra (perfectibles, claro) tal vez evitemos males hacia el futuro. No hay que ser radical, peronista; de izquierda, de derecha o de centro, no hay que ser cristiano o ateo, obrero, juez o desocupado, rico o pobre, para advertirlo: ese tanque de guerra no traerá más que discordia. Así como está, para muchos de nosotros es y seguirá siendo una
pesadilla, o en el mejor de los casos una vergüenza, un mal chiste.
Queremos pedir disculpas si alguien se sintió ofendido con nuestra pintada. Sólo quisimos mejorar el aspecto y hacerlo con impacto. Lo conversamos con muchos, y todos creímos que así sí podía ser un monumento y seguimos convencidos: con esta idea el monumento se hace carne, y podemos salvarnos del ridículo, e incluso del dictamen de algún fiscal comprometido que algún día lo verá como la provocación que es y actuará en consecuencia. Es caprichoso pensar que hicimos “daños”. ¿Qué destruye más, un viejo tanque de guerra como símbolo de bienvenida, o las palabras Amor, Paz, No a la guerra, Argentina? ¿Qué nos representa mejor, el camuflaje guerrero o las flores?
La instalación de ese tanque de guerra se hizo incompleta, lo que hicimos fue completarla. Nuestro propósito fue humanizar ese artefacto frío y mortífero, pintándole corazones, y ejercimos la ciudadanía creyendo representar el interés
común en una sociedad panzaverde, que se identifica con el Amor y el ensueño y la lucha por ideales, y jamás con la violencia y el terror o en solazarse en los instrumentos de muerte. Y no es que nos creamos “iluminados” interpretando el interés común: es una obviedad, es tan evidente que no requiere fundamentación.
Respecto de la forma en que fuimos demorados, no tenemos rencores. No hemos pedido ninguna medida contra nadie ni denunciamos a nadie (nos quedamos con ganas de una sillita, y del asado). Creemos, sí, que así como nosotros cometemos errores, también la fuerza de seguridad los comete y la sociedad debe poner eso en cuestión. Nosotros pintamos el tanque de guerra, lo admitimos desde el primer momento, nunca lo ocultamos. Sólo llevábamos pinturas en aerosoles, nada más, y lo hicimos no a las disparadas sino con mucha tranquilidad. Nos dimos tiempo para pintarlo entero, bien pintado, y tomarle fotos para demostrar que puede haber otro mensaje muy humano
desde esos mismos fierros violentos, y la idea se nos complicó porque los efectivos policiales nos detuvieron al interpretar, sin tiempo para leer las palabras y los símbolos, que estábamos en infracción. No queremos detenernos en “maneras” que preferiríamos dejar aparte, porque cambiaríamos el eje de la discusión, pero sentimos que fueron más reflejos del tanque que de los pintatanques.
Gracias por su atención y hacemos votos por una Oro Verde participativa. En ese caso, si hubiera una Consulta Popular a todos los habitantes de Oro Verde sobre el tanque de guerra, participaremos con gusto en una discusión de adultos. Qué bueno sería preguntarle a la comunidad, preguntarnos a todos, y que al final del escrutinio no haya vencedores ni vencidos, que todos sin distinciones, sin divisiones estériles, hayamos ganado en convivencia. Nosotros estamos seguros de que el 90 % de los vecinos de Oro Verde queremos un monumento que no celebre la guerra. Avancemos entonces hacia
una comunidad que conversa sus cosas y levanta la mano para opinar con libertad, sin ataduras ni prejuicios ni partidismos que no vienen al caso, y defendiendo virtudes e ideales altos.
Todo sea por una Oro Verde y una Entre Ríos bellas, creativas como son, en todo sentido. ¡Gracias!
Jairo, Juan Manuel, Santiago y muchos más. Entrerrianos pintatanques de corazón
¿Que hacemos?...¿Nos quedamos de brazos cruzados y permitimos que un un ignorante como el intendente de Oro Verde Carlos Schmidt de rienda suelta a un discurso que (como todo iluso) imaginabamos que se había terminado hace más o menos tres décadas atrás?...Desde este lugar enviamos el más cálido abrazo a los chicos de VIENTOS DE LIBERTAD y nos solidarizamos con ellos como desde el primer momento y repudiamos a estos politicos de cuarta que aún en este siglo no comprenden el significado de libertad de expresión (garantizada por nuestra constitución)...parece que para este tipo, un tanque Sherman (importado de Estados Unidos , por si hacía flata aclararlo) es el simbolo de su comunidad y no un gesto decidido de paz y amor como el expresado por los amigos de Oro Verde.Con ustedes, siempre.
COFRADIA
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