Era el tiempo del brote
tierno, jugoso, tibio;
era el amanecer
confuso y presentido;
eras tú, con los ojos
acuosos de esperanzas
madurando el encuentro, refrenando las ansias.
...Y era yo, plena y honda,
descargando en el viento
el grito de tu nombre
rodeado de silencio
era la tierra nueva
pura y en libertad
despidiendo su aroma
era el tiempo de dar.
Pero noviembre, entonces
era por los caminos
y su flor derramada
borró el tuyo y el mío...
La poesía de María Ruth no admite encasillamientos ni análisis porque está más allá del tiempo y la distancia, le dio voz al silencio y un grito silencioso a su soledad. se fue por un cielo azul de mariposas y se hizo poesía innumerable.
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