Las sensaciones se encadenan en mi cabeza, me hacen pensar, extrañar la risa de un aliento tibio de invierno, que busca sofocación detrás de una almohada cualquiera. Me acuerdo de la suevidad de mi cara acostada en mi almohada cualquiera. Me acuerdo de la suavidad de mi cara acostada en mi almohada, de cabellos atrapados en mis labios, de preguntas hechas al aire, que solo un diccionario puede dar respuesta; mo acuerdo de esta tarde que ya es pasado, que es noche antes de dejar de ser día; me acuerdo que ahora estamos solo tu recuerdo y yo. Pero nadie lo sabe.
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Dalí, Segismundo encadenado |
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No se puede pensar eternamente en que podría ser distinto. A veces hace falta aceptar la realidad como aparece. Me lamento de llegar siempre tarde, a donde estoy esperando para ser felíz, parece que realidad y sueño nunca van de la mano. ¿Sera que mis sueños parecen tan reales que llego a pensar que no son ciertos? Me refugio asustado en pesamientos de belleza. REspiro tranquilo al saber que siempre tendré mis secreto cuando no me sienta seguro. Cierro los ojos, murmurando pensamiento positivo, sigo subiendo, sabiendo que en una torre me espera, refugiada, tu voz. No se puede, no puedo, dijo alguien, y decidí que lo mejor era callarme.
Me pregunto cuanto tiempo podre vivir inconcientemente en la duda, sin sentir culpa, sabiendo que no soy solo yo el que piensa hasta cuando aguantará la represión del pensamiento.
J.G.
❤❤❤
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