No era el rugido de una nueva diosa sino el chillido de los pájaros carroñeros lo que percibían mis oidos de víctima con cierto encanto
LA NUEVA DIOSA
En el jardín de siempre contemplo el rostro de la nueva diosa que destruye piedras con su mirada
DELICIA
La comida de los mortales no es agradable al paladar excentrico de Gabba pero la sangre de su amante pàlida es la ùnica delicia permitida en la oscuridad
LEO RAMONE